jueves, 3 de febrero de 2011

La pecera.


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Vivo en un piso de ricos, mis padres son ricos, mi familia es rica y mi hermana y yo somos virtualmente ricas.
Pero a pesar de eso, a pesar de tanta suerte y tanta riqueza, hace mucho tiempo que sé que el destino final es la pecera, un mundo dónde los adultos chocan como moscas en el mismo vidrio.
Pero lo que es seguro es que a esa pecera yo no voy a ir, es una decisión madurada, cuando acabe el curso, el día que cumpla 12 años, dentro de 165 días me suicidaré.
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La elegancia del erizo.

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