viernes, 30 de diciembre de 2011

No es un paso atrás, es un paso más.


Distinguir entre lo que está bien y lo que está mal se encuentra en la razón y no en la sociedad. Es imposible ser feliz si uno actúa en contra de sus convicciones. Y el que sepa como llegar a ser una persona feliz, intentará serlo.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Paraísos artificiales




Sí, me gusta, es especial y a la vez me da mucho miedo...
¿Y qué? ¿Acaso no te ha pasado nunca con nada..?
Algo que sabes que te encanta pero tienes tanto miedo que no eres capaz de acercarte.

Quizás vaya siendo hora de mandar a la mierda los miedos....¿no crees?
Voy a tener más problemas si tomo mis medicinas, si pierdo el mundo de vista...

Cariño, me quiero A MI.

miércoles, 14 de diciembre de 2011


Me gustaría volver a soñar bonito.

viernes, 2 de diciembre de 2011

La Cenicienta que no quería comer perdices

La Cenicienta tenía tantas, tantas ganas de ir a la fiesta que al final lo consiguió. Pero se puso tan ansiosa, que a la mañana siguiente NO se acordaba de nada. Pero ahí estaban esos dos señores, con el ZAPATO DE CRISTAL de tacón de palmo y punta esperando para que se lo probara. Al principio no le cabía bien el pie, pero apretó y apretó hasta que le ''cabió'', y METIÓ LA PATA... ¡porque se tuvo que casar con el PRÍNCIPE!

Al príncipe le encantaban las perdices, pero la Cenicienta es vegatariana*. No come ni carne ni pescado ni lleva chupa de cuero. Aun así, tenía que cocinar las perdices porque era la comida preferida del príncipe. Se las cocinaba al horno, rellenas, fritas... -¡Estas están saladas¡, ¡Estas están crudas!... -gritaba el príncipe malhumorado porque nunca cocinaba las perdices a su gusto. ¡Qué disgusto! Y lo peor: tenía que ir subida en los zapatos de cristal de tacón de palmo...¡Qué vértigo!
Al principio intentó poner la espalda recta, pero se caía hacia atrás, así que se fue inclinando, y por su espalda se le fueron deslizando todas sus ideas e ilusiones.
Y la planta del pie chafada completamente. ¡Eso es horrible! En la planta del pie están reflejados todos nuestros órganos. ¿Qué hacemos en Occidente con todos los órganos chafados? Po

La cenicienta cada vez se encontraba peor: enferma, deprimida, perdida.r ejemplo, el útero atrofiado y el pecho ''machakrado''. Así bailamos la danza del vientre... ¡Parecemos palos en vez de serpientes!

Un día decidió contarlo: ¡qué rollo de príncipe, de zapatos y de perdices!
Vecina moderna: -No te quejes de los zapatos, mi príncipe es moderno y voy subida en unas plataformas de medio metro.
Amiga autóctona: -No te quejes. A mi príncipe le encantan las vacas y necesito ocho microondas para calentarle la cena.
Una reina madre: -No te quejes. ¿Dónde vas a estar mejor que con un príncipe?
Colega republicano con perro: -¿Pero tú no eres vegetariana y te gusta andar descalza?

Así que la Cenicienta aún se confundió más con los comentarios de la gente, dejó de contarlo y se quedó SOLA. Sólo tenía a su príncipe ''amado'', la espalda torcida, los pies chafados y el corazon destrozado.

Y un día tuvo suerte de verse a sí misma... y le dio por reírse de sí misma, de lo inocente que había sido al pensar que un príncipe la salvaría. Después de años viviendo con uno, se dio cuenta de que los príncipes no te salvan... tampoco los camioneros, ni los disc-jockeys, ni las pasteleras...
Dejó de sentirse culpable, se perdonó y se dio cuenta de que la única capaz de salvarte eres TÚ MISMA. Así que la Cenicienta dijo ''BASTA'' y apareció la* hada, que era una basta. He de contaros que las hadas con gorditas, peludas y morenas, que están dentro de nosotras y que salen cuando dices ''basta''. En cuanto el hada vio a la Cenicienta la abrazó y la estrujó, y la Cenicienta, en el momento en que se sintió recogida, se puso a llorar. Lo lloró todo todo. También lloró dos vidas anteriores por si acaso...(para no repetir karma) y se sintió mejor que nunca.. ¡vacía! (con el miedo que a ella le daba quedarse vacía).
Ahora solo tenía que llenarse de cosas bonitas (sabía que teniendo a el hada Basta al lado, lo conseguiría). En primer lugar, dejó al príncipe ( a pesar de que cueste mucho dejarlos, es tan difícil que a veces repites 2 o 3 príncipes más). Luego dejó los zapatos y las perdices. Aprendió a recogerse, a tomarse su tiempo y a confiar.

*vegatariana: vegetariano que quiere ser vegano.

La Cenicienta que no quería comer perdices, Nunila López Salamero.