jueves, 2 de diciembre de 2010




Y rebusco en en la memoria el rincón donde perdí la razón, y la encuentro donde se me perdió cuando dijiste que no. Contarte que quisiera ser un perro y olisquearte, vivir como animal que no se altera, tumbado al sol lamiéndose la breva, sin la necesidad de preguntarse si vengativos dioses nos condenarán, si por Tutasis el cielo sobre nuestras cabezas caerá.

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